Novena a san Juan de Louredo 2022 V

DÍA 4

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.  


--Se lee la oración propia del día-- 

Sapientísimo y prudentísimo Juan, que a los muchos discípulos que os seguían en el desierto, arrastrados de vuestra sabiduría y santidad, les mostrasteis el Cordero divino, nuestro redentor, a quien debían seguir como testigo que, por excelencia sois del mismo Dios, sin usar de otra persuasión que la de mostrarles el bien para que, así, movidos del afecto y no de la persuasión, hiciesen más meritoria y propia la obra de seguir a su salvador. Y para que no atribuyendo a gracia que hacían a Cristo, sí a beneficio grande que recibían en seguirle, fuese más perseverante. Haced, santo mío, que esta excelentísima virtud de la prudencia que, como arcano que sois del eterno Padre, nos enseñasteis con tan primoroso modo, se imprima en nosotros para que por nuestra imprudencia no se malogre el fruto que podemos hacer en nuestros prójimos y el que podemos adelantar en nuestras almas para conseguir la gloria. Y también os suplico me concedáis lo que os pido en esta novena, si ha de ser para servicio de Dios y obsequio vuestro. Amén. 

 Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad que ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. 

Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

-- LECTURA COMPLEMENTARIA: Juan el bautista en un extracto del libro 'Jesús-Aproximación Histórica', de José Antonio Pagola.

Cuando llega Juan a la región desértica del Jordán, están muy difundidos por todo el Oriente los baños sagrados y las purificaciones con agua. Muchos pueblos han atribuido al agua un significado simbólico de carácter sagrado, pues el agua lava, purifica, refresca y da vida. También el pueblo judío acudía a las abluciones y los baños para obtener la purificación ante Dios. Era uno de los medios más expresivos de renovación religiosa. Cuando más hundidos se encontraban en su pecado y su desgracia, más añoraban una purificación que los limpiara de toda maldad. Todavía se recordaba la conmovedora promesa hecha por Dios al profeta Ezequiel, hacia el año 587 a. C: Os recogeré de todos los países y os llevaré a vuestra tierra. Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras impurezas y basuras yo os purificaré. Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo. 

DÍA 6

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