Octavo día de novena a san Juan de Louredo 2020

Octavo día de novena a san Juan de Louredo 2020

 
Penúltimo día de novena y de especial cercanía al patrono san Juan. Tras haber conocido su vida sintetizada, vamos a repasar hoy algunos de sus atributos artísticos. En la iglesia de Louredo tenemos dos imágenes del bautista y, en ellas, vamos a localizar sus atributos, los elementos que le definen y distinguen de otros santos. ¿Los conoces?

Antes, la oración propia de hoy, octavo día. La tomamos de la edición de Montevideo, impresa en 1842.

San Juan bautista en el arte

Tomamos como referencia el estudio ICONOGRAFÍA BARROCA DEL BAUTISTA EN LAS ARTES PLÁSTICAS DE LA CATEDRAL DE SEVILLA, de Jesús Rojas-Marcos González, de la Universidad de Sevilla. De su escrito rescato estos párrafos. Trata las representaciones de san Juan bautista en el arte:

La iconografía del Bautista, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de los santos, tiene un marcado carácter dual. En el arte sacro se lo representa de dos maneras distintas. Aparece, o bien como niño, o bien como adulto. El primer modelo gusta presentarlo como compañero de juegos del pequeño Jesús y el segundo, por el contrario, como predicador ascético.


SAN JUANITO
En el texto evangélico, tras narrar el nacimiento, circuncisión e imposición del nombre Juan, se reseña que “El niño crecía y se fortalecía en el espíritu, y vivía en lugares desérticos hasta los días de su manifestación a Israel” (Lc. 1, 80). Ello bastó para representar al Bautista en edad infantil. La iconografía de San Juanito surge en el Renacimiento. Y lo hace toda vez que se relajan las formas y contenidos religiosos que acompañaron al Humanismo. Se buscaba, de esa manera, acentuar la humanidad de la figura de Cristo, otorgando un mayor carácter afectivo al entorno y a los personajes con los que creció el Hijo de Dios.Sin embargo, el tema de san Juanito con el Niño Jesús no tiene justificación bíblica, ya que el propio Precursor afirma “yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel” (Jn. 1, 31). De ahí que el pintor y tratadista Francisco Pacheco (1564-1644), como censor eclesiástico, condenara este tipo de imágenes. En su Arte de la Pintura, publicado póstumamente en 1649, afirma que “pintarlo entretenido con Cristo, ambos niños, es simpleza y ignorancia”.

SAN JUAN ADULTO
La representación del Bautista como adulto se suele adscribir a la del santo ermitaño. Sigue vistiendo la austera piel de camello, que aparece desde el siglo XIV. Su aspecto y fisonomía se han consumido por el rigor de la penitencia. Es el asceta que predica la penitencia en el desierto de Judea y se alimenta “de saltamontes y miel silvestre” (Mc. 1, 6). En cuanto al rostro, Pacheco apunta que se debe pintar “largo, bien proporcionado, flaco y penitente, por la gran abstinencia; el color, tostado y moreno, por los grandes soles e inclemencias de los tiempos; pero, con gracia y hermosura; el cabello y barba no compuesto y crecido; los ojos vivos y encendidos, señal de gran celo y espíritu de Elías; las cejas, grandes, enarcadas y graves, y, en suma, todo el semblante de hombre nobilísimo, pues descendía del tribu real y sacerdotal, como Cristo”.

Comparando las dos imágenes de san Juan de Louredo

Vamos a revisar las imágenes a san Juan que se custodian en la iglesia parroquial de Louredo. Recodamos que se inauguró el 24 de junio de 1913, fiesta del nacimiento del bautista. Los atributos que aparecen en ambas son similares, aunque las expresiones, la postura corporal y los colores utilizados no coincidan. La imagen del altar tiene su aquel de majestuosidad, mientras que la procesional es de tono más humilde.

Ambas sostienen una cruz, símbolo de Cristo crucificado, de quien Juan es el precursor. En la mayor, la cruz sostiene una banda, donde debería leerse "Este es el Cordero de Dios", recordando el momento en que el bautista señala a Jesús y le dice a sus discípulos que es a Él a quien debe seguir. Ambas visten la piel de camello, aunque la del altar añade un manto. El color rojo, sintonizando con la liturgia, simboliza la pasión, el martirio. Un corderito, símbolo del Cordero de Dios, se sienta sobre un libro, que bien puede simbolizar el Evangelio o el Apocalipsis, si tuviera, generalmente en un extremo, los siete sellos que solo el Cordero puede abrir.

Quien esté interesado en más historia y datos sobre san Juan y su vida reflejada en el arte, que no deje de leer este estudio.


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