San Benito do inverno 2024 VII

Práctica.

No te contentes con admirar el celo de San Benito; porque el celo obliga a todo cristiano, aunque no de la misma manera. El Espíritu Santo dice en las divinas Escrituras: “que el Señor ha dado a cada hombre un precepto acerca de su hermano”; es decir, que ayude a su prójimo en el negocio de la salvación. Vive tu sin pecado, y si no puedes de otro modo, no harás poco pidiendo al Señor por la perseverancia de los justos, por la conversión de los pecadores y por los obreros evangélicos que trabajan en su conversión. ¡Cuánta gloria darás a Dios ejercitando el celo! Además por este medio asegurarás tu propia salvación, con un cúmulo de méritos.


SANCTORUM ALTRIX. En el XV centenario del nacimiento de san Benito 11/7/1980 CARTA APOSTÓLICA DEL SUMO PONTÍFICE JUAN PABLO II en el XV centenario del nacimiento de san Benito

El amor verdadero y absoluto hacia Cristo se manifiesta de manera significativa en la oración, que es como el quicio en torno al cual giran la jornada del monje y toda la vida benedictina.

Pero el fundamento de la oración, según la doctrina de San Benito, se basa en el hecho de que el hombre escuche la palabra; porque el Verbo Encarnado habla, aquí, hoy, a cada uno de los hombres, vivientes en la presente irrepetible condición; lo hace a través de las Escrituras y la mediación ministerial de la Iglesia; cosa que en el monasterio se realiza también a través de las palabras del padre y de los hermanos de la comunidad.

En esa obediencia de fe, la Palabra de Dios es escuchada con humildad y con gozo, que derivan de su perenne novedad que el tiempo no disminuye, antes bien la hace más vigorosa y de día en día más atrayente. La Palabra de Dios, por tanto, resulta fuente inexhausta de oración, porque "Dios mismo habla al alma sugiriéndole a la vez la respuesta que su corazón espera. Esta oración se reparte en las diversas horas del día, vivificando y alimentando, como manantial subterráneo, las actividades cotidianas".

Así, a través de la meditación tranquila y sabrosa -que es una verdadera rumia espiritual- la Palabra de Dios excita en el ánimo de quienes se han dedicado a la oración esos fuertes resplandores de luz que iluminan el transcurso de la jornada. Ciertamente, esta es la "oración del corazón" esa "breve y pura oración", con la que respondemos a los impulsos divinos y al mismo tiempo solicitamos del Señor que nos proporcione el don inagotable de su misericordia.


RECORTE DE PRENSA

La Región : diario independiente, de intereses generales, de noticias y avisos: Ano IV Número 936 - 1913 marzo 12 

 


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